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La competencia empresarial como fundamento para el desarrollo de la empresa cubana (página 2)



Partes: 1, 2

Hubo otros estudiosos, como Garrigues, que criticaron
fuertemente estas posiciones, y defendieron la posición de
que no eran los actos de comercio el centro del Derecho
mercantil, sino la empresa, elevándola a su mayor nivel.
Este profesor entendió a la empresa como "…la
organización de elementos heterogéneos movido por
la idea rectora del empresario y por la actividad de este y la de
sus colaboradores"
[5]. Ya según la
posición de este autor, y de otros que fueron igualmente
defensores de esta teoría, pues la empresa era el eje
central en torno al cual se movía el derecho
mercantil.

Unos y otros conceptos sobre empresa, tienen dentro del
marco de sus delimitaciones aciertos y desaciertos, porque si
bien es cierto que no podríamos estar contestes en que la
empresa la constituyen los actos de comercio, sino que una nutre
a la otra y viceversa, tampoco pudiéramos estar conformes
con la teoría de la equiparación entre empresa y
Derecho Mercantil, porque este último no está
comprendido o conformado única y exclusivamente por al
empresa, sino que en su entorno y a su interior se dan un
cúmulo de relaciones sociales con trascendencia para el
derecho que pertenecen y son dominio de otras ramas, como el
Derecho Civil, el Administrativo, el Económico, el
Financiero, entre otros.

Con la llegada de los españoles a Cuba, y la
implantación de su Código de Comercio, pues se
implementan las instituciones mercantiles por traspolación
a nuestra sociedad, a pesar de sus correspondientes limitaciones.
Este cuerpo legal, no definió en ninguna de sus normas lo
que debíamos entender por empresa, asimismo el derecho
positivo tampoco ha logrado una acertada conceptualización
de la institución. Es por ello, que cada vez que se
utiliza el término empresa, pues nos remontamos al
significado que dan las Ciencias Económicas, las que la
han entendido como "…la organización de los
factores de la producción (capital y trabajo) con el
objetivo de obtener una ganancia
ilimitada"
[6]. Justo sería mencionar
la nueva definición dada por el profesor Garrigues, quien
en brevísimas palabras señaló que
"cualquier hombre de negocio la definiría sin vacilar
como un conjunto de bienes (cosas, derechos, actividad)
organizados por el comerciante con ánimo de
lucro"
[7]. A pesar de todo varias han sido
las teorías[8]y posiciones que han tratado
de conceptualizar a la empresa.

Desde el punto de vista jurídico ha habido
consensualidad en entender a la empresa como "el conjunto
organizado de elementos heterogéneos, los cuales no se
funden entre sí perdiendo su individualidad en la nueva
unidad, sino que la conservan como objeto de distintos
derechos"[9].
O sea, que se ha entendido como
el grupo de actividades surgidas de la idea del empresario, quien
será el que las administra, operando sobre un conjunto de
elementos heterogéneos, ya sean cosas corporales,
derechos, o relaciones materiales de carácter
económico, que dan lugar a relaciones
jurídicas.

La empresa socialista, encuentra su fundamento
constitucional en los artículos del 14 al 17 de nuestra
Carta Magna, donde se asegura la dirección de la
economía a través de instituciones estatales,
mediante los bienes estatales de todo el pueblo, que
excepcionalmente podrá cambiarse su naturaleza
propietaria, organizada y dirigida mediante la
administración pública, a través de la
creación de organismos, empresas y otras formas
organizativas de gestión y producción.

En nuestro país, la empresa ha sido entendida
"como organización económica, con personalidad
jurídica, balance financiero independiente y
gestión económica, financiera, organizativa y
contractual autónoma que se crea para la dirección
técnica, económica y comercial de los procesos de
elaboración de los productos y los servicios, los que
deberán lograrse con la mayor eficiencia
económica"
[10]. Esta
definición, utilizada y tenida en cuenta para la
elaboración de planes económicos, y para el
establecimiento de políticas empresariales, cuenta con no
solo la delimitación conceptual ajustada a nuestro entorno
social y político, sino que concluye con el fin y la
obligatoriedad de que el mismo se realice como se
define.

En Cuba, las entidades económicas adoptan
esencialmente dos formas, las empresas
estatales[11]y las empresas no estatales. En un
principio, estas adoptaban únicamente las formas de
unidades presupuestadas, empresas estatales y las uniones de
empresas. La regulación existente en este sentido se erige
sobre dos disposiciones esenciales, el Decreto 42/79, Reglamento
de la Empresa Estatal, que se encuentra vigente para las empresas
estatales de subordinación local; y las Normas sobre la
Unión y la Empresa Estatal, del año 1988, para las
entidades de subordinación nacional. En la actualidad,
conjuntamente con estas formas tradicionales que aún
subsisten en el ámbito estatal, surgen nuevas formas
empresariales estatales con el objetivo de operar un
ámbito de mayor autonomía y gestión y, de
esta forma, alcanzar niveles crecientes de eficiencia y
competitividad. Aparecen así las asociaciones, firmas,
grupos empresariales, granjas estatales, las cuales siguen
formando parte del sistema estatal, al adoptar nuevas formas con
el propósito antes mencionado. Estas nuevas formas
organizacionales no cuentan con una regulación
jurídica general, sino que se rigen por las distintas
resoluciones que las crean, emitidas por los diferentes
organismos de la Administración Central del
Estado.

Es válido señalar que los bienes que
integran el patrimonio de las empresas estatales pertenecen al
Estado, siendo, en principio, de naturaleza
inembargables[12]De este modo, las empresas
estatales solo responden de sus obligaciones con sus recursos
financieros, por mandato constitucional[13]y no
responden de las obligaciones del
Estado[14]

Por su parte, las uniones de empresas, así como
las asociaciones y grupos empresariales constituyen formas
superiores de organización, toda vez que estos se componen
de varias empresas que se les subordinan y que se encuentran
vinculadas por el tipo de actividad que desempeñan. Al
igual que las empresas estatales poseen personalidad
jurídica propia y patrimonio.

Las transformaciones operadas en el ámbito
estatal tienen su colofón en la promulgación del
Decreto-Ley 187/98 por el que se establece el Sistema de
Perfeccionamiento Empresarial. En las Bases Generales del
Perfeccionamiento Empresarial, se señala como primer
principio el hecho de que "la Empresa Estatal es el
eslabón fundamental de la
economía"
[15], delimitando
acertadamente la trascendencia que para la conformación
del producto interno bruto de Cuba tiene este tipo de
organización económica. Asimismo se señala
que "El perfeccionamiento de la empresa estatal tiene como
objetivo central incrementar al máximo su eficiencia y
competitividad"[16].
Ello denota una
conciencia de la premisa de la competitividad para la auto
superación empresarial, indicando reformas en el
pensamiento económico y político de la dirigencia
cubana, pues admiten que la competencia es esencial para el
desarrollo de la empresa cubana, y por ende de su
economía. Es meritorio señalar, que dentro de los
subsistemas[17]de las Bases del Perfeccionamiento
Empresarial, es de trascendental importancia, sin restarle por
supuesto trascendencia a los demás, pues en general
constituyen un todo único, el subsistema mercadotecnia,
porque es a través de este, mediante el cual la empresa
podrá medirse su fuerza y posibilidades en el mercado
nacional e internacional, asimismo advierte sobre la
obligatoriedad de organizar sus procesos de producción o
prestación de servicios de acuerdo a las exigencias de los
clientes e incorporar la innovación tecnológica al
proceso de gestión empresarial para poder materializar las
mismas, donde el actual contexto económico obliga a hacer
un uso eficiente de las técnicas de la mercadotecnia,
siendo obligatorio vender en función de los clientes,
tanto internos como externos, a través de la
utilización de la publicidad, red de ventas, precio y
presencia de los productos, elementos estos que no tienen por
qué estar ausentes en la Empresa Estatal
Socialista.

La competencia, desde el punto de vista gramatical,
significa capacidad, aptitud, idoneidad, para realizar
determinada acción o para sostener determinada conducta.
En el orden económico mercantil, es entendida como "la
capacidad de una organización pública o privada,
lucrativa o no, de mantener sistemáticamente ventajas
comparativas que le permitan alcanzar, sostener y mejorar una
determinada posición en el entorno
socioeconómico"[18].
Somos partidarios
de que se trata de una muy buena definición, con un gran
alcance y sentido, a los diferentes fenómenos que
relacionados con el tema se manifiestan en la realidad social
contemporánea.

El mundo vive un proceso de cambio acelerado y de
competitividad global en una economía cada vez más
liberal, marco que hace necesario un cambio total de enfoque en
la gestión de las organizaciones. El término
competitividad es muy utilizado en los medios empresariales,
políticos y socioeconómicos en general. La
competitividad tiene incidencia en la forma de plantear y
desarrollar cualquier iniciativa de negocios, lo que ha
provocando obviamente una evolución en el modelo de
empresa y empresario. La ventaja comparativa de una empresa
estaría en su habilidad, recursos, conocimientos y
atributos, de los que dispone dicha empresa, los mismos de los
que carecen sus competidores o que estos tienen en menor medida
que hace posible la obtención de unos rendimientos
superiores a los de aquellos.

El uso de estos conceptos supone una continua
orientación hacia el entorno y una actitud
estratégica por parte de las empresas grandes y
pequeñas, en las de reciente creación o en las
maduras, y en general en cualquier clase de organización.
Por otra parte, el concepto de competitividad nos hace pensar en
la idea "excelencia", o sea, con características de
eficiencia y eficacia de la organización.

La competencia no es producto de una casualidad ni surge
espontáneamente, se crea y se logra a través de un
largo proceso de aprendizaje y negociación por grupos
colectivos representativos que configuran la dinámica de
conducta organizativa, como los accionistas, directivos,
empleados, acreedores, clientes, por la competencia y el mercado,
y por último, el gobierno y la sociedad en
general.

Una organización, cualquiera que sea la actividad
que realiza, si desea mantener un nivel adecuado de
competitividad a largo plazo, debe utilizar antes o
después, unos procedimientos de análisis y
decisiones formales, encuadrados en el marco del proceso de
planificación. La función de dicho proceso es
sistematizar y coordinar todos los esfuerzos de las unidades que
integran la organización encaminados a maximizar la
eficiencia en todos los sentidos. Para explicar mejor dicha
eficiencia, consideremos los niveles de competitividad, la
competitividad interna y la competitividad externa. La
competitividad interna se refiere a la capacidad de
organización para lograr el máximo rendimiento de
los recursos disponibles, como personal, capital, materiales,
ideas, etc., y los procesos de transformación. Al hablar
de la competitividad interna nos viene la idea de que la empresa
ha de competir contra sí misma, con expresión de su
continuo esfuerzo de superación. La competitividad externa
está orientada a la elaboración de los logros de la
organización en el contexto del mercado, o el sector a que
pertenece. Como el sistema de referencia o modelo es ajeno a la
empresa, ésta debe considerar variables exógenas,
como el grado de innovación, el dinamismo de la industria,
la estabilidad económica, para estimar su competitividad a
largo plazo. La empresa, una vez que ha alcanzado un nivel de
competitividad externa, deberá disponerse a mantener su
competitividad futura, basado en generar nuevas ideas y productos
y de buscar nuevas oportunidades de mercado.

Para varios economistas, competencia quiere decir,
beneficio sostenible para la empresa, mejora en la calidad e
innovación de la misma, y productividad. Para estos, son
los tres elementos esenciales que denotan la competitividad de
determinada forma económica, sea de orden público o
privado.

Es en base a las exigencias de la competencia, que las
empresas buscan elevar los índices de productividad,
lograr mayor eficiencia y brindar un servicio de calidad, lo que
debe obligar a los directivos de las mismas, o a las autoridades
en las diferentes instancias, a adoptar modelos de
administración participativa, tomando como base central al
elemento humano, desarrollando el trabajo en equipo, para
alcanzar la capacidad y responder así de manera
idónea a la creciente demanda de productos de
óptima calidad y de servicios a todo nivel, cada vez mas
eficientes, rápidos y de mejor calidad.

Para la mayoría del empresariado burgués,
la competencia está estrechamente vinculada con la
calidad. Y en sus prácticas mercantilistas, para entender
y comprender el término, lo hacen a través de una
fusión con el significado de paradigmas. El empresario
burgués, interesado en ser competente, se emancipa en base
a un modelo, teoría, percepción, presunción
o marco de referencia que incluye un conjunto de normas y reglas
que establecen parámetros y sugieren cómo resolver
problemas exitosamente dentro de esos parámetros. Es por
ello que consideran a la calidad como un concepto, una
filosofía, una estrategia, un modelo de hacer negocios y
que está localizado hacia el cliente. Y es que dentro de
este concepto de calidad no solo se refiere al producto o
servicio en sí, sino que es la mejoría permanente
del aspecto organizacional, y administrativo, teniendo a la
empresa como un artefacto monumental, donde cada trabajador,
desde el director, hasta el trabajador, están
comprometidos con los objetivos y fines para los que fueron
creada su empresa, y más aun, si se entiende que la
propiedad socia socialista, pertenece al pueblo
trabajador.

Pero para lograr este nivel de concientización,
es necesario que se rescaten y profundicen los valores morales
básicos de la sociedad socialista, y es aquí, donde
el administrador o director de la empresa juega un rol
primordial, empezando por la formación previa de los
trabajadores para lograr un colectivo laboral más animado,
con mejor capacidad de confrontar los problemas de calidad, con
mejor criterio para sugerir cambios en provecho de la calidad,
con mejor capacidad de análisis y observación del
proceso de producción, en caso de productos, o en la
prestación del servicio, y poder enmendar los errores.
Este es uno de los grandes problemas que enfrenta en la
actualidad la empresa cubana, con vistas a lograr una
competitividad en el mercado nacional y extranjero, primero, la
falta de directivos que sean capaces de incitar a los
trabajadores a realizar un trabajo con calidad, no se siente el
liderazgo necesario, y en segundo lugar, la falta de pertenencia
del trabajador cubano para con su centro laboral, así como
el hecho de que logrando una competitividad provoca mayores
ingresos, que se revertirán posteriormente en la mejora de
las condiciones de vida de la sociedad en general, y de él
mismo en particular. Se hace necesario pues, el
estímulo.

La estimulación necesaria para que una empresa,
sea más competitiva, tiene que ser el resultado de una
política fomentada por el estado capaz de producir las
condiciones suficientes para proveer la estabilidad necesaria
para crecer. Es por ello, y según lo dispone las Bases del
Perfeccionamiento Empresarial, es que se tienen que aprobar por
el ministerio ramal, la existencia de tres requisitos
indispensables, para que cualquier empresa inicie su
tránsito a este estado, una contabilidad que refleje los
hechos económicos, la existencia de un mercado, y la
garantía de los aseguramientos necesarios. Ello denota que
la empresa estatal socialista para iniciar su reforma funcional y
estructural, debe cumplimentar con estos tres requerimientos, los
que en su gran mayoría, los satisface el propio estado,
encontrando en este punto una contradicción latente hoy en
día en la actualidad cubana. El hecho de que una empresa
estatal cuyo patrimonio le es asignado por el
estado[19]y solo este es quien puede
autorizar[20]a que la entidad se adentre en el
proceso de perfeccionamiento empresarial, y es únicamente
la empresa que se encuentra en este proceso, la que tiene mayores
posibilidades de ser competente en nuestro país, entonces
de ese análisis se puede concluir que depende del estado y
sus instituciones, decidir cuál es la empresa estatal que
se caracterizará por su competitividad.

Otro elemento de gran trascendencia, lo constituyen los
competidores. Cada día es más importante conocer a
los contendientes, ya que será contra ellos, o a su par,
donde se dispondrá la guerra del mercado, de un mercado
por demás altamente competitivo, irregular, y nada
condescendiente para los que se queden detrás. Es la
competencia entre pares, la que mide el grado de calidad de un
bien o de un servicio. Es el mercado, con los diferentes agentes
actuando, el termómetro que mide la aptitud de uno de sus
agentes para adentrarse en el, y lo que es más importante
y difícil, mantenerse, partiendo de cuestiones
básicas como calidad, productividad, promoción,
entre otros calificadores, que no bastan solamente para
considerarse rentables en el medio, y agenciarse una
posición preferible en el mismo.

A pesar de que pudiéramos decir, que el
empresario cubano cuenta, con un mecanismo de información
bastante bueno, no podemos plantear para nada, que por lo menor,
en el ámbito nacional, la competencia sea una
condición que estimule la producción de bienes y
servicios. La empresa cubana estatal nacional, no siente los
rigores y las exigencias de una competencia a la que tenga que
obligatoriamente imponérsele. De ahí, que no se
haga necesaria la lucha por la calidad, de los cuales podemos
apreciar resultados prácticos. Ello nos llega incluso, de
las orientaciones de las Bases del Perfeccionamiento, cuando se
tiene como indicación que "se requerirá de la
acción coordinada de las diferentes entidades, autorizadas
a acopiar en cada territorio, para evitar competencias
indeseables"
[21]. Limitando y restringiendo
la competencia nacional, confinando con ello cualquier
posibilidad de ser superior en calidad como mínimo a otra
empresa.

Otro elemento que atenta contra el desarrollo
competitivo de la empresa estatal cubana, es el hecho de la no
diversificación estructural de la producción y los
servicios en Cuba. La posición de que se construye un
sistema socialista, ha conllevado, que sea el estado el
órgano rector en la determinación de las entidades
económicas que producen bienes y servicios. La
centralización en este aspecto es uno de los elementos que
más daño le ha hecho a la empresa estatal cubana, y
por ende a su economía. La creación de bienes y
servicios, ha sido, casi exclusivamente,
monopolio[22]de una sola empresa estatal,
principalmente en el ámbito nacional. Solo existe una
Empresa de Telecomunicaciones en Cuba, solo una Empresa
Eléctrica, solo una Empresa de Productos Alimenticios,
solo una Empresa de reparación y mantenimiento de Viales,
solo una Empresa Cárnica, solo una Unión
Láctea, y así pudiéramos avizorar una gran
gama de servicios, y bienes que únicamente son brindados
por una empresa o unión de empresas estatales, los que al
tener el señorío en el ámbito nacional, pues
no sienten la necesidad de mejorar sus servicios, o bienes, ya
que el cliente obligatoriamente tendrá que ir con el para
satisfacer su intereses, aun cuando el propio cliente antes de
solicitar dicho bien o servicio, sepa de antemano que no se
sentirá satisfecho.

En la actualidad, a pesar de es creciente el
número de empresas estatales que entran en
perfeccionamiento empresarial, y por ende tienen algún
indicio de lo que es competitividad, no se avizoran pasos
determinantes en este sentido. Actualmente, cuando el pensamiento
mercantil y económico sobre el papel de la empresa estatal
socialista se ha ido reformando, es necesario que se agudice a lo
interno, la necesidad de abrir las posibilidades de
autonomía a las empresas para que se dediquen, siempre
bajo el supervisor estado, a las actividades que crean mas
ventajosas. Asimismo, es necesario, y urgente la necesidad de
diversificar la economía cubana, amenizando el entorno
mercantil de la producción de bienes y servicios,
lográndose indiscutiblemente con ello, una competencia
socialista que denotará satisfacción y
posibilidades de opción a la hora de elegir para el
pueblo.

BIBLIOGRAFÍA.

  • 1. COLECTIVO DE AUTORES, "El
    perfeccionamiento empresarial en Cuba
    ", Editorial
    Félix Varela, La Habana, 1999.

  • 2. COLECTIVO DE AUTORES, Lecciones de
    Filosofía Marxista Leninista, Tomo II, "La
    Teoría Mrxista Leninista del conocimiento
    ",
    Edición Computarizada, MES, La Habana,
    2000.

  • 3. COLECTIVO DE AUTORES, Temas de Derecho
    Mercantil Cubano, "La empresa y el establecimiento
    mercantil
    ", Edición Computarizada, La Habana,
    2005.

  • 4. DE CUBA JACAS, Pablo, "La empresa
    estatal socialista en Cuba. Su autonomía.
    Consideraciones al respecto
    ", Revista Jurídica
    No. 12, julio septiembre, MINJUS, La Habana, 1986.

  • 5. GONZÁLEZ DALMAU, Ángel,
    "Entorno legal de la empresa", Monografía,
    Universidad de Granma, 2002.

  • 6. V. K., Andreev, "Las empresas y
    agrupaciones; nuevos métodos de dirección de la
    economía
    ", Divulgación Jurídica No.
    42, junio, MINJUS, La Habana, 1988.

  • 7. Acuerdo No. 4015 del Comité Ejecutivo
    del Consejo de Ministros del 30 de abril del 2001.

  • 8. Bases Generales del
    Perfeccionamiento Empresarial, Anexo al Decreto Ley 187 de
    1998, en Gaceta Oficial del 14 de Septiembre de
    1998.

  • 9. Código de Comercio,
    Editorial Félix Varela, La Habana, 1998.

  • 10. Decreto Ley No. 187 del 18 de
    Agosto de 1998, en Gaceta Oficial Edición Ordinaria
    No. 45 del 25 de Agosto de 1998.

  • 11. COLECTIVO DE AUTORES, "La
    competitividad
    ", en ,
    27 de febrero del 2009, 8:30 P.M.

 

[1] Vid. COLECTIVO DE AUTORES, Lecciones de
Filosofía Marxista Leninista, Tomo II, “La
Teoría Mrxista Leninista del conocimiento”,
Edición Computarizada, MES, La Habana, 2000, p. 63.

[2] Vid. DE CUBA JACAS, Pablo, “La
empresa estatal socialista en Cuba. Su autonomía.
Consideraciones al respecto”, Revista Jurídica No.
12, julio-septiembre, MINJUS, 1986, p. 119.

[3] Ídem. p. 120.

[4] Consideraba al Derecho Mercantil como el
derecho de las empresas y de su tráfico.

[5] Ibídem. p. 121.

[6] Vid. COLECTIVO DE AUTORES, Temas de Derecho
Mercantil Cubano, “La empresa y el establecimiento
mercantil”, Edición Computarizada, La Habana, 2005,
p. 28.

[7] Ídem. p. 29.

[8] Aquellas erigidas por la doctrina alemana a
fines del siglo XIX, y que consideraban a la empresa como una
persona jurídica, dotada de una unidad jurídica
subjetivizada con atributos propios de la personalidad (nombre,
firma, nacionalidad, patrimonio propio, etc.), siendo el negocio
el que determinaba al comerciante y no lo contrario. Esta
posición recibió en sus momentos disímiles
críticos, pues confunde inexorablemente empresa con
sociedad, no siéndolo, ya que es la sociedad, la forma
social que adopta el titular de la empresa. Otras teorías
son las que ven a la empresa como patrimonio separado,
entendiendo que el empresario aparece con una doble personalidad,
como empresario y como no empresario, y con la existencia de dos
patrimonios, uno civil y el otro mercantil. Es decir que el
patrimonio mercantil estaría afecto o limitado solo a la
realización de una actividad empresarial,
incomunicándolo del patrimonio civil del empresario. Esta
teoría recibió también su cuota de
críticas, ya que era imposible entender la existencia de
un patrimonio sin una persona que fuera su titular, y la
afectación por quiebra, por ejemplo, del patrimonio civil
del empresario afectaría indudablemente al patrimonio
mercantil. Otros autores consideran a la empresa como
universalidad, o sea como objeto jurado indivisible. A pesar de
que esta posición ganó lugar anteriormente, ha ido
perdiendo vigencia, ya que se ha demostrado que es el
ordenamiento jurídico quien le da a este patrimonio
empresarial y no los particulares el carácter de
universal, sin mencionar que estos bienes y derechos aun cuando
el particular los sometiere a un mismo destino empresarial, pues
recibirían tratamientos jurídicos diferentes. Otros
han entendido a la empresa como organización,
señalando que debiera reconocerse y protegerse como
organización inmaterial del empresario, pues en ella se
unen ideas creadoras y esfuerzos intelectuales y materiales,
prestigio e imagen, y todo un conjunto que contribuye con su
funcionalidad y economicidad. Esta posición no fue de las
más aceptadas por no contar apoyo legal en que
sustentarse, y por no asistir a la realidad concreta y total de
la empresa. Por su parte la teoría atomista considera que
la empresa solamente pudiera definirse desde el punto de vista
jurídico, o sea, descompuesta en la diversidad de
elementos simples y regulados con arreglo a las normas que a cada
uno de estos corresponda según su naturaleza
jurídica.

[9] Ibídem. p. 32.

[10] Vid. COLECTIVO DE AUTORES, “El
perfeccionamiento empresarial en Cuba”, Editorial
Félix Varela, La Habana, 1999, p. 30.

[11] Mediante el Acuerdo No. 4015 del
Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, del 30 de abril
del 2001, se acordó primeramente en “aprobar
únicamente la denominación jurídica de
empresa para aquellas entidades económicas de la
producción de bienes y servicios, de propiedad estatal,
que posean patrimonio propio y personalidad jurídica
independiente”.

[12] Vid. Artículo 138 apartado 3 del
Código Civil Cubano.

[13] Vid. Artículo 17
Constitución de la República de Cuba.

[14] Vid. Artículo 141 apartado 2 del
Código Civil Cubano.

[15] Vid. Bases Generales del Perfeccionamiento
Empresarial, Anexo al Decreto Ley 187 de 1998, en Gaceta Oficial
del 14 de Septiembre de 1998, p. 1.

[16] Ídem.

[17] Conjunto de políticas y
procedimientos encargados de implementar estructuralmente el
perfeccionamiento empresarial en cada empresa, son;
Organización general, identificado por el sistema
empresarial, que es el conjunto de organizaciones
económicas atendidas por el Ministerio, Consejo de la
Administración Provincial u otro órgano del Estado
que actúa bajo el principio de autofinanciamiento
empresarial y que constituye el soporte fundamental de la
economía nacional, definidas como Organización
superior de de dirección empresarial, empresa, y unidad
empresarial de base; Métodos y estilos, ya que la
implantación de este sistema impone modificaciones tanto
estructurales como funcionales, los que elevan el papel de las
organizaciones económicas, en el proceso de la toma de
decisiones y al unísono, establecen la creación de
nuevos procedimientos de control estatal; Organización de
la producción de bienes y servicios, referidos a la
organización de cada puesto de trabajo y la
interrelación con el trabajador, a la eliminación
de los movimientos innecesarios y operaciones duplicadas, a la
reorganización de los flujos de producción y
servicios, a la eliminación gradual y permanente de los
cuellos de botella, a la realización de los balances de
carga contra capacidad, a la organización del despacho de
la producción y su control sistemático, al
análisis de la factibilidad de sustituir
tecnologías y equipos obsoletos con el objetivo de
aumentar los bienes o los servicios y las utilidades de la
Empresa, a la adopción de las tecnologías y equipos
que garanticen la calidad de los bienes y servicios;
Gestión de la calidad, donde se toman las medidas para
producir bienes o prestar un servicio que logre satisfacer las
necesidades del cliente, basándose en el auto control y la
calidad en todo el sistema; Organización y
normación del trabajo, pudiéndose observar en dos
sentidos, uno económico, que va dirigido a obtener el
máximo de productividad, a cuenta de la
racionalización del trabajo vivo, o sea, lograr que cada
trabajador elabore, en una unidad de tiempo, el máximo de
producción, con la calidad requerida y el mínimo de
gastos materiales, sobre la base de disminuir el consumo de
energía física y mental, y uno social que va a
coadyuvar a la creación de condiciones laborales, que
hagan que el trabajo se convierta en la primera necesidad vital
del hombre; Política laboral y salarial,
definiéndose como las relaciones laborales que se
establecen entre los trabajadores y la Empresa, así como
las regulaciones salariales a tener en cuenta por las entidades
en función de lograr una mayor productividad y elevar la
eficiencia en general; Contabilidad, costos, y control interno,
los que definen las características del sistema contable,
de control interno y de los costos que empleará la
empresa, a fin de registrar convenientemente sus costos y gastos
y conocer el estado de situación de la misma y su balance
general, así como poder determinar costos por productos y
servicios y conocer la eficiencia con que opera cada una de
ellas; Relaciones financieras, que define las relaciones de las
empresas con el presupuesto estatal, que consiste en la
contribución de los tributos y aportes establecidos,
teniendo como premisa que la empresa no recibirá, como
regla, recursos del presupuesto; Planificación, en el que
se potencia el reconocimiento del papel de la
planificación en la conducción de la
economía y sobre todo la responsabilidad que tiene la
empresa en el proceso de elaboración, defensa y control
del cumplimiento del plan, con la calidad y objetividad que este
conlleva; Contratación económica, donde se potencia
el papel de esta figura, dada la necesidad de reforzar la
vinculación del plan con el contrato y de precisar su
papel en el aseguramiento de relaciones de colaboración
interempresarial; Información Interna, donde se definen
los principios a tener en cuenta en las entidades empresariales
para el diseño del sistema informativo, que permita
cumplir con las demandas de información de las instancias
superiores a la actividad empresarial y contar la empresa con la
información útil que le permita dirigir y tomar las
decisiones en el momento que se requiera; Precios, en lo que las
empresas deberán atenerse a lo que el Gobierno y el
Ministerio de Finanzas y Precios reglamenten para la
información de los mismos; Atención al hombre, que
se concibe, de forma general, como un sistema, como un conjunto
de tareas, medidas y acciones, que de forma coordinada se
orientan hacia la satisfacción de necesidades, a la
creación de nuevos valores en el trabajador; con vistas a
lograr los objetivos estratégicos de la entidad, en la
búsqueda de productividad y eficiencia; Mercadotecnia,
referido al hecho de que la meta máxima a alcanzar por las
organizaciones empresariales perfeccionadas, será la
obtención o prestación de servicios preferidos por
los clientes y superiores a los de la competencia.

[18] Vid. “La Competitividad”, en
www.monografías.com/trabajos/competitividad/competitividad.shtml.

[19] Vid. Artículo 44 apartado 2 del
Código Civil Cubano.

[20] Vid. Artículo 2 del Decreto Ley No.
187 de fecha 18 de agosto de 1998, de las Bases Generales del
Perfeccionamiento Empresarial, en Gaceta Oficial, Edición
Ordinaria No. 45 de fecha 25 de agosto de 1998, p. 757.

[21] Vid. Bases Generales del Perfeccionamiento
Empresarial, Anexo…, p. 75.

[22] Consideremos monopolio en el sentido de
dominio casi total sobre determinada actividad.

 

 

Autor:

Lic. Andy Rojas Jiménez

aborregoc[arroba]fcsh.upr.edu.cu

Abogado y profesor universitario

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